Recuerdo bien ese día que iba caminando en el mercado, me detenía constantemente cuando algo llamaba mi atención, ya fueran cuadros piratas, discos piratas, piratas y campechanas, en fin. El tipo que vendía los discos tenía puesto uno de un grupo que se hacía llamar "El Refugio (brothers band), era el único disco original que tenía, y al preguntarle al comerciante acerca del disco, me dijo que en ese grupo tocaba un amigo suyo, y que le había dado diez discos para que los vendiera.
-¡lleveselo!- me decía- es origis, y nomas cuesta cincuenta bolas, ademas, es el último que me queda.
Cincuenta pesos, el disco tiene cinco canciones, haciendo gala de inteligencia y sapiencia en asuntos matemáticos deduje que eran (mas o menos) diez pesos por cada canción, me pareció justo.
Lo compré, pero no fué por las técnicas que usaba el comerciante a la hora de vender (fueran buenas o malas), tampoco por el hecho de que fuera el único disco original ("origis", como el decía), mas bien fueron otras las razones que me hicieron comprar dicho disco.
Una de esas razones es que en los mercados suele haber una especie de confidencialidad entre comerciante y cliente que no se dá en ningún otro establecimiento. Y con esa confianza, el comerciante me hizo una confesión:
-ando bien credo- me dijo.
-¿andas credo, y eso que significa?- le contesté.
Haciendo un movimiento de cabeza en gesto de desaprobación ante mi ignorancia empezó a darme una clara y detallada explicación de lo que significa andar credo.
-Andar credo- me dijo- es un estado emocional, físico y mental, que viene acompañado de todo tipo de malestares y solo es curable con el mismo elixir que lo provoca, andar credo es el terrible limbo entra la resaca y la borrachera.
Domingo por la mañana, apocalipsis en mi cuerpo,
las manos me tiemblan, la calle me extraña,
el demonio me tienta en forma de caguama,
siento que el alma se me escapa en el veneno de mi aliento.
(cada poro es un desierto que se niega a ver el alba,
cada gota es un murmullo que tan solo existe en cuentos).
Me quedé maravillado ante la sabiduría etílica de aquel hombre, yo, que creía ser conocedor de causas y efectos habidos y por haber en el alcohol, y no sabía siquiera que existía un nombre para ese mal que todos hemos padecido alguna vez. Sentí por el una compasión casi fraternal (a conciencia de que estar credo es peor que estar crudo).
Pero la otra razón por la que le compré el disco de "El Refugio" es mas significativa.
La mujer que pudo ser el amor de mi vida nació un noviembre, y es la dueña de los ojos mas hermosos que haya visto un servidor, y la canción que tenía puesta el mercader justamente cuando yo pasaba, se llama "Noviembre".
No puedo huir del ayer,
ni vaciar los recuerdos que llené,
no puedo ser de papel.
Quisiera ser tu camino,
pa' contar los pasitos de tus pies,
quisiera volverte a ver
pa' compartirte mis vicios,
pa' compartirte mis vicios.
En un bar me emborraché,
y gritaba tu nombre sin querer,
me corrieron a las diez.
Tarde encontré mi destino,
ya era muy tarde para volver también,
noviembre te vió nacer,
naciste en tiempo de frío,
naciste en tiempo de frío.
Tu me dejaste caer,
y lo peor fue sentir que te fallé,
no me resigno a perder.
Y entre tanto castigo
las veces que caí me levante,
y nunca dejé de creer
en esos ojos bonitos,
en esos ojos bonitos.
Es una canción rara y sin coro, pero es llegadora y me identifico plenamente con ella.
Saqué de mi cartera un billete de doscientos pesos para pagarle a mi nuevo Gurú cervezero, y al no tener cambio, mando traer un par de caguamas Carta Blanca "pa' feriar".
-Cualquier pretexto es bueno- me dijo.
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