Alejandro José Diaz Valero

Ingenuidades y risas

La demora de la mosca (cuento)

 En el bosque abrieron un almacén para venta de ropa, pero no de esos que siempre vemos para damas y caballeros o para niños, no amiguitos, este almacén era para la venta de ropa para insectos y reptiles, por eso fue que lo abrieron en el bosque.

La serpiente compró un vestido de colores con muchos estampados, la gusana compró un vestido largo de color verde con muchos pliegues, el grillo se compró una chaqueta gris, la cucaracha se compró una chaqueta marrón muy brillante, la luciérnaga se compro un traje de lentejuelas y luces.

 

Todos los insectos y reptiles  del bosque ya habían comprado sus ropas, sólo faltaban la abeja y la mosca, quienes llegaron muy tarde cuando ya casi habían vendido toda la mercancía. La abeja como es más veloz entró primero que la mosca y compró el único vestido colores que  quedaba ,  era un vestido de rayas amarillas y negras, y salió danzando de alegría por el bosque.  La  mosca como llegó más tarde sólo pudo comprar un vestido negro y por eso salió rabiosa a merodear por el bosque.

 

La mosca estaba disgustada con ella misma por haber llegado tarde al almacén, pues llegó  después que todos sus amigos habían comprado su ropa, por eso  juró desde ese día que nunca llegaría tarde a ninguna otra parte. Por tal razón siempre la ves que ella llega de primero cuando sirven la comida porque quiere saborearla primero que todos y así evitar que le pase lo que una vez le pasó cuando fue a comprar su vestido en el almacén del bosque.

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Zapatos nuevos

Fui a comprar zapatos nuevos

para usarlos de reemplazo,

pues con estos que cargo viejos

ya casi  que estoy descalzo.

 

Que difícil ha resultado

encontrarlos como aquellos,

la comodidad he sacrificado

y eso, es asunto serio.

 

No es que sean baratos

ni que yo los desprecie,

pero es que no tienen espacio

para alojar los juanetes

 

No tienen la punta doblada

para bailar sin ensayo,

ni tienen reserva guardada

donde reposen los callos

 

No tiene el tacón desgastado

inclinado a la izquierda

para caminar balanceado

sin tropezar con la acera

 

Y ya que me atreví a comprarlos

no me queda más remedio

que comenzar a amansarlos

hasta que lleguen a viejos.

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