Entre las visiones de color ocre atardeceres
merodean del silencio sus palabras ruidosas
presenciando a la vejez de jóvenes placeres
que fueron paridos en suave lecho de rosas.
Compañera de vida férrea como indefinible,
un alma soñadora que siempre todo apostó,
belleza divina con la voz de sirena apetecible,
eres la mujer que mis cielos feliz sobrevoló.
Cada día la vida, pintando cuadros frescos,
retrataba la aventura de lo que exploramos:
experiencia de perderse en tiernos secretos
fue esa mezcla de caricias y besos calados.
Te acompañe servil en las mañanas de Enero,
observé tus llantos sumisos las tardes de Abril,
en septiembre lo floral recordaba que te quiero,
noches de noviembre tallaron el amor que viví.
La pulcritud de tu constancia en mis sentires
consintieron cada gota que llovía mi corazón
con pasión enardecida confundiendo elixires
de tu cuerpo con sabor puro de la perfección.
En el ocaso universal de las llamas prendidas,
el fuego que nos alimentó llegará por expirar.
Así como este calor celebró dos vidas unidas,
la senectud de mis días hará tu amor eternizar.
Vito Angeli