Eres miel que me almibara
el café empezando el día;
eres fiesta de ambrosía,
dorada fruta en tizana.
Eres budín de manzana,
almíbar de ocal, de pera,
del dulce fruto, la higuera;
melada suave de agave,
como de abeja salvaje,
arica en flor sabanera.
Eres sol entre las sombras
que agrisan mi pensamiento;
eres paz y sentimiento
metida en mi alma muy honda.
Aunque el astro rey se esconda,
tú eres la luz de mi vida,
mi nao nunca a la deriva,
pues su norte lo has escrito,
justo en el cielo infinito,
con letras de oro enlucidas.
Eres para mí la vida,
pero la vida es tan corta
y aunque amarte me conforta
es poca de amor vivida.
Quisiera en toda mi vida
sólo darte amor fehaciente;
tu cuerpo entero, yacente,
recibiéndome en sus vados,
y ese instante tan deseado,
renovarlo eternamente.
Eres sol, ocal, miel, vida;
viento, cielo, luz, amor,
mañana, sur, arrebol;
eres la risa encendida.
Eres la dicha escogida
esquivando mil placeres;
serrallos de mil mujeres;
del Caribe a Tombuctú,
no yerro al decir que tú,
muchísimas cosas eres.