Llegaste ayer a mi mundo
cual criatura que parió su madre
llegaste, ensalzando mi cuerpo y alma
para enclaustrarte firmemente en mí.
Arribaste cual nubecilla tenue
dándome hálitos de pasión y ternura
ofreciéndome excesos y locuras
para serenar tus furias y desatinos.
Nos recluimos con puntual religiosidad
gustamos sensaciones tan vehementes
vivimos etapas de plenitud y bondades
acercando nuestros corazones al unísono.
Pasaron los días, los meses, los años, y ahora...
Como la ráfaga, hieres de improviso
como la ráfaga, violentas el aire
huyes truncando mis esperanzas tan sutiles
quebrando mis sentimientos tan profundos.
Como una ráfaga... como un relámpago
has deshecho mi vida en un instante
como un verdugo que baja la cruel daga
convirtiéndome en cenizas que cercarán tu alma !
Víctor Carlos