Deja que vuelen tus sueños por los caminos,
sin prisa…
Deja que luego reposen en mis prados
de caricias.
Deja que coja una rosa, para encender
tu sonrisa
y al acercarla a tus labios se convierta sólo
en brisa…
que abanique mis deseos, que se encienden
muy deprisa…
Y así pasará la tarde en ilusiones
prendida,
sin tiempos que la limiten… como un caballo
sin bridas.