Mil veces la he visto que lloraba
Escondiendo unas cartas cual tesoro,
Clavando sus ojos en el cielo recordaba
Hasta sus palabras que le dicen, te adoro.
Una lágrima caminando su mejilla
Era señal de la inmensa tristeza,
Una esperanza que nunca perdía
Le daban por Dios, toda fortaleza.
Se ponía hermosa toda ella
Tratando de ocultar su melancolía,
Deslumbrando cual si fuera una estrella
Que a todos contagiaba, su alegría.
Es mi abuela que siempre espera
La visita del hombre que es mi abuelo,
Que un día se fue de esta tierra
Dejándola a ella, en eterno duelo.