Un corazón de seda
que se enreda entre redes de plata
mientras unos pechos
gritan y se entregan
desbocados y agudos
a los dedos calizos de unas manos frias
y tu vientre bosteza
bajo el sol detenido
y el diapasón tenaz de tus piernas
penetra en la arena que cede.
Amado
he gravado tu nombre sobre una caracola.