Bajo el inmenso mar celestial, el fulgor de las estrellas iluminan el rocío de mis ojos.
El invierno asoma sus caricias y congelan el alma, llenando el corazón de la más cruel desolación.
Tras aquellas lumbreras nocturnas, dos almas distantes miran el infinito, buscando su amor perdido.
Lo virtual, dejo de ser un espejismo y en un bello oasis se convirtió, más la tormenta de la distancia y la desconfianza lo destruyó.
Esperar que la LUZ de aquella estrella, refleje tu imagen y ver en un MARCO, este mi gran amor.
Sednalia
© Lucy M. Arias Guajardo. Todos los derechos reservados