No es un día normal como todos los días.
Hoy es día de fiesta en los jardines:
las dueñas de los suspiros
abrieron las esclusas suaves de sus corazones.
Las alas atardecen sin que le duela al viento
el otoño dormido
y se inundan los jardines de colores
tibios.
No es un día normal porque atardece
temprano, y casi nadie
le pone a su ilusión una bufanda negra
ni le acomoda la almohada a ninguna pesadilla.
Vuelan recuerdos las aves cuando vuelan
giran sonrisas los molinos de viento
y se estremecen
los pétalos cuando la bella mujer suspira
y hacen grietas en la tierra los arroyos.
Sentado al filo del acantilado muevo
los pies como los mueve un niño
mientras el día repasa la sonrisa
sin que le llore el bolsillo derecho a la tibieza
o el izquierdo - qué mas da
si hoy podría ser domingo -
sin que nada se detenga.
Los jardines solo esperan
que las dueñas de todos los suspiros
sigan fabricando suspiros.
Entre el cielo y la tierra oigo violines.