Soltar todo
y volver. . .
a ese lugar y
ese olor que
un día fueron míos.
Soltar todo y regresar
con lo que queda
de piel,
de sangre,
de alma
Soltar todo
y partir;
murmurar un "me voy"
sin mirar hacia atrás,
ignorando
lo que egoístamente me reclama
Soltar todo
y correr,
con las manos
y el espíritu herido;
volver a la fuente
y sumergirme en su agua.
Soltar todo,
oír el llamado
y esta vez, responder...
con un sonido ancestral,
gutural,
superador de la palabra.
Soltar todo
y reencontrarme
con Él, con Ella
y con eso
que, hace unos años o siglos,
fui Yo.