Para Aída.
Presiento que desde aquí te amo
desde el oscuro y desolado arbusto
desde el gesto sublime de esta tarde
que va cubriéndose
de noche tibia.
Desde aquí te amo
donde mi sombra siente frío
y mis manos se congelan
de recuerdos.
Te amo
con la esperanza de mirar las hojas
que se desprenden al igual que mis andanzas…,
desde el cigarro que aproximo a mis labios
ese fuego lento
que consume mi existencia
te amo en el silencio
desde el humo que se esparce ante mis ojos
(desde aquí te amo)
Donde no encuentro tu paso
ni tu cuerpo
la falta de tus besos en mis labios
y la hora en que el reloj
marca las ocho.