Loelito

Mi tierra es de revoluciĆ³n

Me visto siempre de campaña, pues en mi tierra todos los días son de batalla.

Nada que ver con las armas como en Colombia, tampoco con el consumo creado por los unite estates.

En mi tierra la batalla es ideológica, es social, es del debate creado por un hombre hace 10 años cuando aquí, existía más hambre que hombres como él.

En mi tierra siempre hay algo que hacer y mucho trabajo por empezar, en mi tierra nos vamos liberando de los opresores a medida que intentan reproducirse para seguir siendo los eternos patrones.

 

Aquí en esta tierra de gracia suceden cosas increíbles, juegan con los pobres, se hacen ricos en cuestión de meses, hay cavidad para todos los extranjeros y maltratos constantes a la clase trabajadora que intenta entender ese mito del status social.

 

En mi tierra todos hablan y pocos se entienden, todo gira en torno al petróleo y al poder absoluto que siente un hombre cuando es coronado  momentáneamente.

En mi tierra los comunistas han perdido su esencia y les huele mal el pueblo.

Las iglesias proliferan el sagrado testamento de los partidos políticos que han amedrentado toda una vida a los pobres para sentirse seguros de que siempre serán eso, solo pobres.

En mi tierra el tráfico no es causa del consumo sino de la inconciencia.

 

En mi tierra se irrespeta al Presidente de la república porque decidió hacerse llamar del pueblo y no ser cómplice del clero.

 En mi tierra se lucha diariamente por lograr la consolidación de una revolución, se escucha al negro, al blanco, al descamisado y al adulto mayor.

En mi tierra llego un hombre de boina roja, vestimenta militar y botas de color.

Llego para mostrarnos la importancia del trabajo colectivo dentro de la revolución.

Cita al Ché, a Bolívar  y a Neruda, canta como los del pueblo y camina por las calles desnudas.

Seguro de que el pueblo muere con él y con cada paso que de al frente.

Que de perderse todo este esfuerzo, muchos nos iríamos a las armas para no volver nunca más a la falsa democracia donde éramos productos de anaqueles.