El letrero marcaba inplacable la hora
3 p.pm, hora de partida, destino la ausencia
tal vez el olvido, lágrimas internas
de los ojos de la niña que yo era.
el rostro desencajado por la pena
la mirada perdida en el recuerdo,
y en un grito interior desesperado:
¡No me dejes, no me dejes, por dios!
y suplicante y sollozante y en silencio
mi corazón gritando ¡No me dejes!.
"Si vos te vas, -susurraban mis lamentos-
mi amor si vos te vas, nada más
podremos decirnos mi amor"
esa canción de Piero y que
tan bien tocaba mis adentros.
la soledad, me visitó por vez primera,
el desconsuelo se anidaba aqui en mi alma.
En el momento de la despedida ...
un fuerte abrazo, y un mudo te quiero.
y ese grito desgarrador desde mi pecho
¡No me dejes, yo sin ti , me nuero!
Volví a casa entristecida,
eternamente entristecida.