Leom Kolmnela

BELLEZA INCREÍBLE


 

 

Quiero ojos para ver lo que no pueden ver mis ojos,

quiero alma para sentir lo que no siente mi alma.

Quiero lluvia para regar de más agua  mis otoños,

pero quiero a esta mujer que se pierde en mi calma.

 

No es mujer, ¿de qué hablo?, ella es algo extraño.

Ya no la notan mis ojos, pues se han perdido en ella.

Pues la veo y sin creer no le consigo tamaño,

ni compararla con el sol, ni compararla con la estrella.

 

Pido respiro en ella, se apagan mis nervios.

Se alimentan mis símbolos con lo que ven mis ojos.

Pero busco en mil vocabularios y no consigo proverbios,

ni en inviernos ni en primaveras, ni en veranos ni en otoños.

 

 

 

 

Nadie supo como llamarla, pero yo me acerqué,

susurrándole con versos que expandían alerta.

Me dio gracias por el amor, pero no había por qué,

me gustó su frente bella de maravilla perpetua.

 

Ah, nunca vi algo tan bello, nadie vio algo tan bello,

sin embargo ella existe como existe la muerte.

Como todo en la vida ella es, pues un extremo,

y se nota por sus ojos negros, oscuros- fuerte.

 

Brillaba bajo el sol, brillaba bajo la sombra,

Como  sin el mismo Dios ofreciera un mandamiento.

Estaba lizo como el rayo que no puede formar onda,

la toque tiernamente  y me encantó su cabello.

 

No hay pena que se muera, ni emoción que se despide,

sin dejar en un cuerpo vivo un párrafo feliz.

Ni hay tiempo eterno que no parezca triste,

pero yo todo lo olvidé en besar su nariz.

 

Hay veces que un poeta no puede decir muchas cosas,

y hay veces que quizás puede decir más un loco.

Pero nadie ha visto labios que tuvieran estas formas,

y que al saborearlos parezcan flan de coco.

 

Dame ojos para ver, dame labios para besar,

ella puede ser en el mundo la mujer de fe y tregua.

El amor que ha existido nunca se puede olvidar,

eso ella me lo dijo con el sabor de su lengua.

 

La llamaría mi amor, la llamaría mi vida,

le prometería por siempre, mi amor estaré contigo.

Porque eres la mejor, porque eres la más linda,

y todo esto se lo dije cuando besé su ombligo.

 

Donde vayan mis caminos se cruzan todos en su cuerpo,

alcazo a retenerla,  recibiendo más por menos.

Hay un momento en que estoy solitario en su puerto,

y no me queda otro camino que besar sus lindos senos.

 

Quizás pudiera ser sombra o pudiera ser Diosa,

ni yo ni nadie sabrá que más ella puede ser.

Pudiera ser el amor, o cualquier otra gran cosa,

pero si estoy seguro que solo podría ser mujer.

 

Me levanto de su sueño pero sigo con el mío,

sigo siendo su esclavo por su mirada humilde.

Vivo con ella igual, en el mismo escalofrío,

creyendo que vi por fin, su belleza increíble.

 

Quiero ojos para ver lo que no pudo ver ningún hombre,

quiero confesar por ella, lo que nadie confiesa.

La vi, la toqué y la besé, pero aun no estoy conforme,

que alguna vez por alguien existió tan gran  belleza.

 

 

 

LEOM KOLMNELA