PETER

Te quíero, no lo olvídes ( Para ti Oscar )

Toda la tristeza del mundo se agolpa en estos ojos
que ya no lloran 
porque no les quedan lágrimas que llorar;
se quiebra en esta voz
que ya no habla
porque no le quedan sonidos que articular;
se parte en este alma
que ya no vibra
porque no le quedan cuerdas que rasgar;
ahora que tú ya no estás,
amada mía,
mi amor,
mi española inglesa,
la luz que animaba mi vida
se apaga en noches sin vela.

Mi gran error fue no saber
que la vida se te iba,
como se iban los días lejos de ti,
separados por murallas de orgullo,
alejados por senderos de egoísmo,
buscando algo que ya tenía,
algo que tú me dabas
y que yo no veía.

Ciego de mí,
que no supe cuán grande era tu amor;
infeliz de mí,
que ya no te tengo conmigo.

Qué no daría yo por volver atrás,
por volver a esos días que han muerto en el tiempo
pero que siguen vivos en mi memoria,
para acompañarte en tu dolor,
para mitigar tu pena,
para acunarte en mis alas,
que tú tanto amabas,
y para decirte te quiero.

Mas,
aunque no es consuelo
ahora que tanto dolor siento,
sé que no has muerto,
sé que vives dentro de mí,
que corres por mis venas,
que estás a mi lado
leyendo estos versos,
y que jamás me abandonarás,
pase lo que pase,
ni aun cuando yo muera.
Porque nuestro amor nos sobrevivirá,
sobrevivirá al tiempo y al olvido,
porque nuestro amor fue más que humano;
nuestro amor fue divino.

Cuando las fuerzas comenzaban a abandonarte
y sentías que un abismo se abría bajo tus pies,
me dijiste con la pena de los años que no habrías de vivir:
“Te quiero, no lo olvides,
y recuerda que existí,
que aun cuando no pude acariciarte,
ni besarte ni abrazarte con mi cuerpo,
te acaricié, te besé y te abracé con todo mi ser,
que fui tuya todos los días de mi vida
desde el momento en que te conocí,
y que lo que más siento al dejar este mundo
es dejarte huérfano de mí,
de mi amor que para mí lo fue todo,
placer y dolor,
alegría y tristeza,
esperanza y desesperanza,
razón única de mi ser,
centro de mi existencia”.

Y yo te respondo ahora,
mi adorada Raquelita,
tarde pero con tiempo,
que peno por no haberte amado más
como bien te merecías,
por no haber comprendido la naturaleza de tu amor,
inmenso y generoso;
y en verdad sé que nadie habrá que me ame tanto como tú
porque Psyche sólo hay una,
como sólo hay un Eros,
y estés donde estés,
quiero que sepas
que mientras viva
siempre pensaré en ti,
amándote.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.