Amándola, entregándomele y regocijándome en ese amor
busque el poema que un día le escribí
Tropecé con tantos otros:
reproches, silencios, goces, dolores
y entre sangrantes horas volvieron a mi
aquellas dedicatorias y palabras
que en otro tiempo expresaron mi alma:
gestos sinceros que la durmieron en mis brazos
o aferraron a su piel un te amo
Todo aquello fue sentido,
voces de sentimientos desbordados,
tiempos de esperanza y calidos días.
Sin embargo, de aquel océano en tu cuerpo
y del barco de mis sueños hoy solo queda el naufragio.
Ahora esa esperanza es casi un llanto,
un dolor envenenado mi cuerpo
y se vuelen efímeros los sonidos del amor
Pues ya lo he comprendido:
cuando se empieza a amar
siempre existe la posibilidad de terminar.