Te sentí y mi alma quedo sobrecogida
y sin saber muy bien donde me encontraba
con lágrimas de amor quedo estremecida
tu salmo contundente me asediaba
y rendido a el yo fui entregado
a la gracia que tus manos derramaba
sinceramente a tus pies quedo postrado
repitiendo la soberbia hegemonía
de tus tres tercetos en gloria bautizados
Alaba a Dios continuo, oh alma mía
y todas mis entrañas dad loores
a su glorioso nombre noche y día
alaba y nunca olvides sus favores
sus dones tan diversos del debido
a tus malvados hechos y traidores
el te perdona cuanto has ofendido
y pone saludable medicina
y todo lo que en ti quedo herido
quien entra en tu profunda mina
con la luz del candil de la verdad
ve que eres de Cristo virgen menina
que inmensa fortuna es tu heredad
que aceptándola se le da alcance
a la introspectiva y divina sobriedad
A la vida religiosa, ¡que romance ¡
trance sublime, etéreo aliento
lírica frondosa de sagaz balance
que descansada vida, no os miento
que del mundanal ruido no he huido
pero tampoco hago de el mi alimento
con las estrellas tú fuiste ungido
de la elocuencia y sus áureas proporciones
que cual león nos das con tus rugidos
tus poesías son selectas instrucciones
armónica esencia que evangeliza
sin ritos ni vacuas oraciones
contigo mi mano se desliza
e ingenuo pretendo darte honores
y superfluo mi vello se me eriza
cátedra vitalicia de versos redentores
que anuncian el sagrado fundamento
de aquellos que son buenos pastores
en el prolífico siglo del renacimiento
una mujer de ascendencia judía
te dio a luz en regio nacimiento
envidiado la inquisición te aprehendía
para cumplirse lo que estaba escrito
y por Cristo a juicio se te sometía
en la cárcel estuviste tu proscrito
y sin poder ser tú doblegado
de Cristo te hiciste tu adicto
tu poemario fue publicado
por Francisco Quevedo de Villegas
que te vio de Dios enamorado
donde pocos alcanzan tu llegas
y llegando alegre dios te lanza
a la verde pradera de su vega
el amor la fe y la esperanza
es la autentica y vital teología
que velando todo lo alcanza
se te dio aquello que bien merecías
y que algunos le es entregado
el reino de Dios en que tú vivías
Fray Luís, León apacentado
con tu paso firme y presuroso
encontraste a tu esposo amado