En esta hora inmóvil de mi bruma
trato de reunir mi hato de desahucios,
no lo hago por mí,
¿cómo cargar al mundo
con mi montón de escombros?
Tengo fe en mi agonía
y si bebo la púrpura
de mis horas oscuras
es por la luz ultérrima
y aunque aplastada en sombra
muerda brea mi entraña
a gritos proclamaré la aurora
y no me vencerán ni aridez ni tiniebla,
porque no puede ser una pesada broma
la existencia y si lo fuera
más allá de hojarascas
arrasan mis designios,
penarían mis manos tras su ancestro
de garras y montañas
hasta arrancarle al tiempo
de su aborto exhabrupto
un nuevo transcurrir
de luces obstinadas.