Me encantó el verde castañetear
en la sensualidad de sus ojos,
dieron paso a que mis instintos
penetrara, de su pecho, lo mas hondo.
Hasta que de ella escuché:
Perdón, pero ¿de dónde te conozco?
Me hizo el peor de los desaires,
como nunca me lo habían hecho.
Disculpa, me vi tan animado
por tus pupilas y el suspenso…,
y te traje flores linda…y sin espinas,
pues las espinas las llevabas adentro.