"...Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo..."
Pable Neruda
Lléname de tu alma,
soy un pozo desierto
Afuera está mi piel,
déjala entrar que quiere conocerte.
Deshílame de veras
y verás
y veremos
aparecer la madrugada.
Sabrás que hay un atardecer que nos espera
cuando esté como muerta y luego tengas
que decirme de amor algunas veces.
Yo ya siento tu piel bajo mis dedos
y aquello que se dice ser mi cuello
también está en espera de tus labios.
El día que vendrá (que aún no viene)
El medio día, la tarde, la noche que sucede
(tenue como la luz que te revela)
inaprensiblemente luminosa.
Y yo
(un poco más que ella)
de ti soy una parte
(otra vez te lo dije entre paréntesis)
Es difícil anticipar tu despedida
Tampoco quiero despedirte
(aún no vienes)
Te llamas Carlos, eso me dices.
Porque a veces te pienso como un cubo de tinta;
tinta que se vacía sin decirme.
Tinta de amor. Tinta virtual,
distinta e invisible.
Tinta que aún no escribe.
Pero no, no es así. Tú tienes forma;
tienes nombre y figura;
tienes eco.
Tienes profundidad.
Y por si fuera poco eres eterno.
Es que también te quiero
Fantasma
Deseo - miedo.
Despierto en la ciudad sabiendo que te espero
La costumbre adquirida
de halar vacío y suspiro.
Suspiro por mi cuerpo que no sabe de amor
y débilmente se devuelve.
No puedo decir nada. Tú debes ser aquello:
la flama zigzagueante que contemplo,
la llama que me absorbe
y que sostengo.
Cada fuego me roba, tinta sólida,
una mirada y una vida.
Porque no estás y yo no estoy
por consiguiente
nos pertenecemos.
El resplandor del hielo es…
lento…,
disperso…
El día en que vendrás
o yo vendré (iré)
Y nos encontraremos
Dejarás que descanse al filo de tu boca,
sobre tu pecho abierto,
sobre tu piel incierta.
Pronunciarás mi ser a media nota
o me dirás… Sofía solamente
o yo qué sé, no sé, a quién le importa
a quién le importa el nombre, a quién le importa.
Pero sábeme tuya
sábeme tuya o desconóceme.
Porque sencillamente
si eliges lo primero,
seguro de mi imposibilidad para mentir
preguntarás:
“¿qué soñaste el catorce de mayo?”
Yo te contestaré siendo la tarde,
dejándome caer bajo tu cuerpo.
Porque serás la noche para siempre.
Junio del 2010
Ella