Semáforo en rojo,
coches detenidos.
Puntea el cristal
un pobre mendigo.
Ciego, mudo, sordo
con prisa me torno.
Regresa el sonido.
No oigo, ni escucho,
no veo ni miro
ni un solo segundo.
Ignoro a quien clama
buscando su pan;
justicia en pañuelos
es cuanto me da.
No oigo ni escucho
ilusorio sonido,
no veo ni miro
a invisible mendigo.
Ciego, mudo, sordo
con prisa me torno.
Absorto en el frente
evito mirar
al hombre rendido
tratando de hablar.
Tras limpio cristal,
fingida ceguera,
falaz realidad,
falsa sordera.
Calmosa frialdad
curtida en mentiras
es la sociedad
de pútrida vida.
Ciego, mudo, sordo
con prisa me torno.