Alma al aire

Tras la muerte famosa...

Ahora que ya terminamos 

de endiosar a nuestros muertos

y escondimos los errores 

tras el velo de la muerte,

ahora que se cierran los cajones

y la boca queda inerte

y las flores se marchitan

en tachitos de colores...

 

Ahora se escuchan de nuevo

los gritos del norte hambriento

clamando por compasión,

tendiendo la mano mendiga.

Ahora duele otra vez la espina,

esa del campo sediento,

se vuela la tierra reseca

de nuevo bajo la misma alfombra.

Y el sur de bronca se asombra

queriendo repatriar lo que le pertenece

pero que se vende con facilidad de prestamista

si son jugosos los intereses.

 

Ahora que la gente tiene precio

igual al de una computadora,

Sarmiento se retuerce en su tumba

y San Martín, desde Catedral, llora.

 

Cuando Buenos Aires pueda dejar

de mirarse su propio ombligo

encontrará a una Argentina arrodillada

y maltratada por el olvido.

 

Ojalá no sea demasiado tarde y la encuentren...

                                                    vendida al peor postor.