Hoy estoy aquí, quebrado y sucio,
eterno empolvado, fúnebre, débil insalvable.
Paisaje que descompone,
que recompone la exactitud de tu boca,
la eficacia de tu soledad intacta.
Niebla que destroza ciudades, hunde horizontes.
Gota que chispea sorda, vencida por el fuego de la distancia
He recortado tantas veces el pliego oscuro y trágico
de esta ausencia, que la he tornado
tan larga como el océano de la tristeza.
Aquí, con esta noche sola,
nada mas que esta sombra,
que se cae al mundo sin repertorio.
Y sentado a diluir esta seca congoja de mar,
en este rostro desierto y sin oasis de sonrisa,
con esta boca rota sin nombre,
rendida ante las grietas inexorables del olvido,
con estos ojos untados torpemente
con el vendaval afilado del horizonte.
Como si fuera tan simple esta verdad
y tanta hoja muerta en primavera.
Como si fuera verdad que te olvido
cada vez que te pienso
y te recompongo de formas tan nítidas,
y de tantas formas nebulosas y de soledades,
que no me reconocerías en la estación
en que me dejaste tu olvido.