No habrá hueco yermo de besos ,
que tu faz proclive deje insaciado en mis labios.
No nacerá la palabra o silencio que te defina,
sobrepasado el dios de la lógica,
el manual incompleto de cualquier vida.
No existirá corazón alguno entre mis manos
métrico o limitado,
ni cárcel de costillas que impida mi agonía
en la constante ola que me impresiona
en la supuesta orilla, donde todo comienza y termina
Necesitaría manos palmípedas
que desaprovechasen menos piel en la caricia,
preferiría horas de más minutos,
milímetros cúbicos , levedades microscópicas
para hallar sobre tu universo corpóreo
la historia completa de mi destino.
Pensaste que solo te besaba
pero bebía del hálito insano de tu sangre.
Creíste, que mi mano estaba desnuda
y en realidad se vestía de tu cuerpo,
se quemaba... como el poema sobre el fuego.