Vuelvo con un poco de silencio en los labios,
me veo irme de aquella senda que alguna vez
por temor me rehusé a cruzar y que la vida
de algún modo me fue encausando en ella.
Así es la vida por momento se ve que aprieta,
por momento se ve ligera.
Sin embargo vuelvo a éste pequeño
jardín en donde en otras horas florecientes,
me imaginaba verte caminar con los ojos vendados,
buscándome y era inevitable reír de cómo me contabas
historias para que consiguieras el encontrarme.
Fueron buenos momentos en el jardín botánico
como aquella vez que nuestros nombres inscribimos
en una orquídea que nos ofrecía su alucinante perfume
y su bellísima frescura.
Recuerdo que fue hace tiempo en que me aconsejabas
y al final me regalabas una caricia en mis manos.
Y vaya, ahora comprendo esa caricia,
esa otra forma de decir te quiero.
Publicado por David Valencia tobón