que se una con la mía.
Jugaremos con el eco
que producen nuestras almas
-verberaciones sonoras-
del sentir de nuestras vidas,
diálogos de almas afines,
que no respetan el tiempo.
Seremos un verbo nuevo,
que se pierda por los valles,
por las montañas y bosques…
sin esperar la respuesta.
Tan sólo el eco lejano
de tormentas ya olvidadas
recordará, sin palabras,
que aún no ha llegado el fin.
El futuro está delante
Y no pregunta quién somos.
Vayamos con las estrellas,
Viajemos… para vivir…