Aceptar que viene dibujando marcas
y tiñiendo frentes.
Que se lleva amores
que enlata sabores
que entierra presentes.
Aceptar que llega,
se insatala,
se queda y se profundiza.
Que no se la para,
que todo acapara,
que todo hace trizas.
Aceptar que achaca,
que aplasta,
machaca,
sobre nuestras mentes.
Y que nos prepara
la cama:
Mucama... para nuestras muertes.