Hoy pulso nuevamente mi citara para cantarte,
mujer de mis locos anhelos y mis deseo ardientes;
hoy vuelvo nuevamente a ti para adorarte.
Te bendigo desde el umbral de mi existencia
donde quizás nunca exististe,
volviste a ser en mi vida la inquieta mujer que me domina,
y alabo tu inquietud tan candorosa que provoca
mis mas intimos deseos.
Te busque como antaño no lo hacia,
te encontre solitaria, vencida, llorosa y melancolica,
y al verme llegar, tus lagrimas me hicieron abrasarte,
estrujarte entre mi brazos tan sedientos de amor y de caricias.
Me dijiste quedo, te esperaba, te busque en el vacio
de mi conciencia, te anhele como nunca,
te desee con un ardiente deseo de amarte,
y no estabas para calmarme;
calle tus labios con un beso, si un beso tierno y
calido, y así quedamos los dos, extaciados,
absortos en el beso.