Es lo más sagrado de la Tierra,
delicado tal como sus pétalos,
virgen como un nuevo planeta,
sencillo como el niño descalzo.
Nunca nadie lo ha podido ver,
está escondido entre ilusiones,
es el deseo del mundo conocer
ese tesoro que ama corazones.
Brilla siempre de ser permeable
ante tristeza de dolores ajenos;
propagando aroma de bondad
es consuelo por desamor pleno.
Cotizado en la milésima esencia,
inestimado valor perdura su raíz,
al incentivar cánticos su nombre
logra fácil la felicidad sin desliz.
Si alguna vez en tus manos roza
la suavidad que florece del jardín
será el corazón de una rosa briosa
la que agasaje tu vida con festín.
Vito Angeli