Andrés Mª

AÑORO

La tarde apaga sus luces para encendernos la noche…

y las distancias se crecen y se avivan los recuerdos,

recuerdos con caras de foto, cuerpo de papel y luz,

que me traen tu voz y también tus deseos…

¿Cómo se puede añorar lo que no conozco?

O quizás el “añorar” es un verbo pequeño,

es… como ponerle un disfraz a los sentimientos.

Y es que te conozco tanto… de tanto hablar y charlar…

que en la distancia, a veces te presiento…

Y a ti te pasa lo mismo… a veces jugamos los dos,

sin querer jugar, a encontrarnos y vernos.

Y nos vemos, nos encontramos y hablamos…

Nos presentimos… y soñamos encuentros,

el cómo será… ¿será de verdad? Por fin llegará…

Y van pasando los días y las horas, los momentos…

Nuestras vidas siguen, distantes, cercanas,

sin dejar de ser, sin dejar de hacer, yo no lo pretendo,

cada uno su vida diaria…

Y por eso necesito tu voz, que me suene dentro…

que me diga las cosas de siempre…

me sorprenda y me encienda en sueños,

aunque sea para soñarlos despierto.