Bella y pobre Alcarria, vieja casi toda,
das bandazos para no morir
y mueres poco a poco porque no te quieren.
Buscas fronteras, mandas fuera a tu gente,
pero cuando deben volver, no te añoran
y se vuelven furtivos cazadores de tus bellezas.
Rio Tajuña, sucio caudal de vida.
pueblos renqueantes de sangre nueva.
¿Qué buscan los jóvenes? ¿No te tienen?
¿Porqué no te quieren? ! Ábrete !
!Muéstrales lo que tu eres !
Tus viejas casas llenas de recuerdos,
llenas de espíritus de antepasados,
llenas de frescor en verano y calor en invierno,
llenas de añoranza en otoño y amor en primavera,
llenas de ti y de mi, llenas de todos.
Que haces con tus altos chopos,
con tus anchos nogales y tus frescos chaparros.
¿Para que los quieres? Yo quiero mi hogar
para mis hijos, mi amor para dárselo,
mi odio para enseñarles lo que no deben tener,
mi felicidad para alegrarles
y mi libertad para darles mi amor.
Pero tu moribunda Alcarria,
¿Para que estas? No tienes hijos sino viejos
que apenas si te pueden ya ver
y lo poco que te ven te conocen.
¿Dónde están las nuevas hojas
que te deben florecer?
Estas casi muerta vieja tierra.
Vieja no por los años, si por el no soñar.
Tus pequeños valles, llenos todos
de múltiples cultivos, hace años;
tus pequeños valles, llenos todos
de múltiples malezas hoy;
tus cuadradas eras, llenas todas
de mies en verano, hace años;
tus cuadradas eras, llenas todas
de casas de veraneantes hoy;
tus hostiles campos, llenos todos
de caza y vida, hace años;
tus hostiles campos, llenos todos
de alimañas y muerte hoy;
tus románticos pueblos, llenos todos
de alegres fiestas, hace años;
tus románticos pueblos,
llenos todos de tristeza y soledad hoy.
Mi querida Alcarria, te vas muriendo
porque no te quieren y no te quieren
porque poco a poco, muy poquito a poco
te vas muriendo. Pero yo te quiero
e intento recordarte como eras antes,
intento recordar tus múltiples cultivos,
intento recordar tu mies en las eras,
intento recordar tu caza y tu vida,
intento recordar tus alegres fiestas.
Intento recordar tu melancólico trillar,
tu duro segar, tu calmoso acarrear;
intento recordar tus partidas de bolos,
tus apuestas a la barra, tus juegos de pelota.
Pero cuanto mas intento recordar,
más me acerco a lo que todavia tengo,
más me acerco a lo que es hoy,
más me acerco a ti, Romancos.