ALVARO J. MARQUEZ

VACÍA

"Cuando estoy contigo suelo rechazar/ algunas cosas que detesto,/ Que tu propósito sea jugar/ y el amor... sólo un pretexto".

 

Sabes moverte muy bien

En el momento de bailar

Y hasta eliges con quién

Vas a irte feliz del brazo…

Pues algo como un mal paso

Nunca te permites dar.

 

Te la pasas de rumba en rumba,

Aunque alguna no te divierta,

Así serás hasta llegar a la tumba,

Ninguno de tus gestos te delata

Y nunca beberás como novata,

Para que crean que eres experta.

 

Muy bien has de pintarte,

Sin hacerlo no vas a salir,

Tantos van a admirarte

Al pasar tan elegantemente,

Que es lógico verte pendiente

De cuan bella vas a lucir.

 

¿Y el vestido? Ah… el vestido,

Un detalle importante, vital…

Debe ser muy bien elegido,

Pues qué tragedia sería ésta,

Que veas al llegar a la fiesta

Que alguien tiene uno igual.

 

Lo ves lindo en un aparador

Y exclamas “¡me lo llevo!,

No importa el precio, señor”.

Por una vez será exclusivo,

Ya que por ningún motivo

Osarás ponértelo de nuevo.

 

Ahora te ves tan bien arreglada,

Que cualquiera quedará perplejo,

Luces muy coqueta, emocionada,

Brillando más que una estrella.

“¿Quién es la mujer más bella?”.

“Tú… tú…” responderá el espejo.

 

Pronto vendrán a buscarte,

Parecerás un ángel del cielo,

Pero no has de conformarte

Con un Volkswagen ¿verdad?

Tan sólo aborda su majestad

Un vehículo último modelo.

 

Coqueta en todo momento,

Sexy en múltiples modos…

Al infierno el sentimiento,

Nunca amarás a ninguno.

¿Por qué coquetear con uno,

Si puedes hacerlo con todos?

 

Nadie te verá nunca llorar,

Tus pasos son bien medidos,

Tú ignoras lo que es amar,

Tu corazón tal vez lo gritó,

Pero a ti nunca te interesó

Interpretar sus latidos.

 

Te sugiero que en estos días,

Cuando te estampen un beso,

Dejes de hacer tus tonterías

Y al hablar del amor entre humanos,

Tengas un libro en tus manos

Para que sepas qué es eso.

 

Y trates entonces de cambiar,

Y si al fin para ti llega ese día,

Que nadie te vuelva a señalar

Como la mujercita aquella

Que por fuera era tan bella…

Y por dentro, tan vacía.