Eres la llama
de una vela
y yo la cera
que en gotas en la madera descansa
ya enfriada.
Eres la vida
de un demente
y yo ese loco
que en el mundo ni quiere existir ni existe,
ya descansa.
Eres la llave
de una caja
y yo la madera
que en la tierra se desquebraja
ya enterrada.
Eres la libertad
de un ave
y yo las plumas
que en el viento y el mar viajan
ya olvidadas.
Eres la luz
en la oscuridad
y yo la noche,
que puedes, si quieres, iluminar;
ya te espero en mi soledad,
rompe las cadenas que me atan
y yo estaré contigo, sin más,
hasta el mismísimo
final.