Rompiendo el silencio,
con un grito que ahoga,
te llamo a distancia
mordiendo mis ansias,
en la soledad
de la noche, te nombro,
retumbando el eco
en el satín de mis sábanas,
que frías tiritan
extrañando el calor de tu cuerpo.
Quiero romper la distancia
que de mi te separa,
quiero sentir qué me quemas
con esos labios ardientes,
quiero tenerte presente
de cuerpo y de mente.
No me cansaré de quererte...
Eres tú...El ángel enviado,
llegas del cielo cayendo,
trayéndome sueños celestes
que pueblan los vacios
del corazón mío.
Tú... ángel mío,
me sacaste de un mundo sombrío
en donde la bruma
envolvía mi alma
en un torbellino
que formando espirales,
iban a posarse
en las cumbres
borrascosas de mi vida.
Cuando más perdida estaba,
tú me rescataste
de las sombras umbrías,
llevándome a un manatial
de aguas fúlgidas...cristalinas,
en donde sólo rielaba la calma,
en donde fascinados
despojábamos, cuerpos y almas
de las vestiduras.
Embriagábame el aliento
tus besos de cerezo,
me envolviste en un dulce embeleso,
quedándome adormecida
con el vaivén de un sueño de luna.
Felina