Ha pasado mucho tiempo ya desde aquel último viernes, ese día dí la vuelta y terminé mi jornada como siempre, despidiéndome de tí, simulando que el lunes siguiente volvería a verte, hoy sé que no es así.
Sabes, he vuelto a las paredes que encierran nuestras memorias, esas que nos vieron crecer durante cuatro periodos, las que contuvieron nuestras risas, las platicas reflexivas, el proceso de conocimiento mutuo, el irnos haciendo amigos poco a poco, las lágrimas de desesperación, de tristeza, la angustia, el mirarnos a los ojos y no saber qué hacer, el apoyo cuando la carga se hacía pesada...
Recorrí los lugares que nos albergaron, las bancas donde solíamos sentarnos, donde compartíamos tantas cosas, más que comida, alimento para el alma.
Esta noche llueve fuera de mi ventana y dentro de mí también, las gotas se contraen en mi pecho porque tu imágen, amigo, se diluye cada minuto más.
Extraño tu presencia nítida en mi vida y la parte única que tú, y sólo tú, sostenías dentro de mí, aunque los andamios estén puestos, pero ya no te encuentras tu ahí y eso duele.
Sé que cuesta trabajo, pero es necesario desprenderse para seguir caminando, tomo tu mano y la aprieto fuertemente, pretendo con eso afianzar el lazo que tu y yo formamos juntos.
Me siento "alegremente triste", tengo lágrimas en los ojos y una sonrisa en los labios.
Hasta la próxima amigo, nos volveremos a ver aquí o en mi mente.
27 Jun 2009 1:03 a.m.