Mejor llamadme loco,
perturbado,
demente:
el mundo se divide en buenos, malos y estúpidos
y a mí no me parieron individuo
de ninguno de ellos,
no me digáis distinto,
inadaptado,
excéntrico,
la piedad
guardadla para otros,
pasé de niño a adulto sin bajarme a besar a una muñeca
y por eso
soy un yo tautológico, irresponsable, séptico
que ha creído en milagros y ha abrazo
la fe como herejía.
Si la muerte me llama sé que no he merecido el beneficio
de vuestra compasión,
enterradme sin más y que me digan
mis vecinos los muertos si no tienen escrúpulos
a que viva entre ellos.