Flaco, sumido, mojado,
de hocico frío,
de orejas cortadas,
así me siento,
cuando estoy y no me miras,
sabes que este perro fiel,
solo come de tus manos.
Cansado y viejo,
sin sueños de aventuras callejeras,
miro con resignación la esquina oscura,
que elegí para mi muerte.
Aquel día será un día tan corriente,
que nadie se dará cuenta que ha pasado,
convivo entre la lastima de la espera
y la muerte “no” deseada que no llega.
Te veo pasar y mi mirada languidece.
nada,...nada....
da señales que aun hay vida en mi,
solo mi corazón desmayado por la espera,
y de vez en cuando, ...
me rasco con mi pata sana,
las pulgas de tu indiferencia.
Cuanto añoro esas largas caminatas,
allá en el sombreado parque,
La gracia conque yo te devolvía,
los palitos del mismo sentir
que tu me tirabas.
Los he visto en el recipiente de la basura,
y con ellos mis esperanzas,
ya no hay brillo en mis ojos,
ni aliento en mi boca....
ya no estoy aquí......
y tú no te has dado cuenta.
L. MONT