Dame todo lo que te pida:
El final de un beso,
Los sueños caducos,
Ese corazón inalcanzable
que llevamos a cenizas,
Para así deshacerlo todo
Y recomenzar.
Y comenzar otra vez.
Dame también de tu silencio
Frágil y sencillo,
Para sentir que estás como muerta
Y tan sola y tan lejana.
Y dame de ese aire que emana tu sonrisa,
A veces bello, a veces de madrugada,
Para saber que todavía estás
A mi lado y callada.
Dame de ese frío de tu boca
El beso jamás besado,
La palabra no pronunciada
Y ese suspiro fatal del amor.
Dame de tus ojos
Su secreto más profundo,
Su reflejo pero no su gracia
Y esos ojos que se esconde, sigilosos,
Por detrás de tu mirada.
Dame también de tu piel
El perfume más deseado,
Su veneno más mortífero
Y el camino para llegar hasta tu pelo.
Dame de tus manos
La caricia más reveladora
Y el contacto más perverso,
Para que con un dedo me callés la boca
Cuando al oído te diga, te quiero.