Sentado en el sillón de la sala
fumo un habano sin calma
imagino tu sonrisa y tus bellas canas
eras mi muñeca y mi sol al despertar en la mañana
de repente envejeciste y tu cuerpo se marchito
tu pelo negro ya no era el mismo
las ganas de sexo se iban perdiendo
los pasos se volvían lentos
y el brillo de tus ojos se perdía
ya no comías, ya no pensabas
solo me decías que me amabas
un día por la tarde dejaste de latir
tu sonrisa y tu calor nunca más volverán
solo tu sombra y aroma quedaron en la casa
y, yo sigo pensando en donde estarás.