ninfadora

EL UNIVERSO DE UN HOMBRE

Caen besos sobre mí,
Mil suspiros se entre mezclan,
Un aliento profundo que se cuela,
Unas manos que osadas ya me tocan.

Eres tu AQUEL que me hace el amor,
Que se regodea con mi piel sudorosa,
Que se excita con mi cuerpo vibrante,
Y se hipnotiza con el toque de mi aroma.

Me dejas que juegue contigo,
Que sea tu cuerpo solo mió,
Mientras te erectas firme y valiente frente a mí,
Para mi lujuria.

Vienes y vas conmigo,
Dentro, hasta el fondo…
Y afuera al mismo tiempo,
En que revienta mi carne entre tus manos,
Mientras exploras todo mi infinito femenino.

Y… yo…
Solo vuelo contigo,
De mil poses distintas me acomodas a tu antojo,
Me haces tu incauta presa.

Y puedo explorar sin cansancio todo tu cuerpo,
Y me mezclarme con el,
Con tu aroma y tu sudor,
Descubriendo con mis dedos,
Las líneas gruesas de tu pelvis,
El vello oscuro que surca tu pecho.

Encuentro en tu garganta el calido aliento,
Absorbo la miel que esconden tus besos,
Como despacio y sin demora…
Toda la carne que forma tu lengua en mi beso.

Y cuanto más te recorro,
Más te descubro para mí,
Con mis dedos y mi aliento,
Y más te encuentro.

Y revelo en tu carne,
Un mar de músculos perfectos,
Que tiemblan y se vulneran,
Cuanto más los toco.

Te reconozco paso a paso,
Posando mis uñas lentamente en tu pecho,
Encontrando tus tetillas,
Ellas que son tan tiernas y masculinas,
Que ya esperan mi suave aliento.

Bajo más y más despacio,
Más abajo de tu ombligo,
Y mis manos se escabullen,
Y traviesas juegan con la selva que cubre tu sexo,
Embraveciéndolo osado,
Tan suntuoso y viril.

Más y más te palpo,
Dejando la huella de mí paso,
Después de un momento de eterno placer,
En que he podido hacer mío,
Absolutamente mío,
El universo de un hombre.