Sentir el poder del Alma humana,
en sublime maridaje a la consciencia,
es saber que el amor de ella dimana,
en oleadas de paz, de fe y de esperanza.
Es presentir la verdad,
que la consciencia en la vida es soberana,
nuestra guía, nuestra luz, nuestro destino,
y que el Alma... ¡es la rosa que ilumina,
que ama y da fragancia!