Ya para que te espero,
si traerás la piel,
cansada de la tarde,
traerás en tus huellas,
el pantano, de esas tierras baldías,
en donde te cubrío, la melancolía.
Ya para que te espero,
traerás en tus manos
adherido el silencio
y, no habrás de acariciarme.
Tus ojos serán abismos,
tan profundos y sombríos,
en donde no habrá de penetrar,
la luz a tu pupila...
Y en ellos no veré
el reflejo de tu amor.
Ya para que te espero,
si de tu boca,
se habrá borrado la sonrisa
y no existirá el vocablo,
con el que has de nombrarme.
Tus labios estarán mustios,
serán besos yertos,
tan frios, como los espectros
qué habitan el cementerio.
Ya para qué te espero,
si cuando vengas a mi,
traerás como equipaje...
¡Tu piel, cansada de la tarde!
Felina