CUATRO gotas de sangre fría
cruzan el otoño que ya es invierno
en tu sistema nervioso.
Me gotea el alma y soy consciente
de que el fracaso generacional es debido
al lánguido orgasmo,
a la luna de pestañas
apáticas, al escueto diagnóstico
con el que las profecías fueron
hechos incuestionables.