Doblezero

UN BESO EN LISBOA

 

 

Tu rostro es el halo que eclipsa la mar
y la brisa una lengua de soplos y barcos
entrando a puerto en el costado.
Un horizonte de gaviotas se oye cantar
y en este crepúsculo lento de paz
tu cabello es de cobre al prisma del astro.

Al acercarte,
vienen hacia mi las galaxias de tus ojos
y el perfume intenso de las rosas de Bulgaria
acecha mis espacios, preludios de tu boca,
la mía se deja en el viento un suspiro condenado
suspendido en el instante de amor.

Luego me besas
y al besarme
se calla el oleaje, el mundo se apaga
el universo detiene sus círculos
se ciernen mis pestañas
se giran los planetas para mirarte
y al girarse
todas las praderas de amapolas
estallan al mismo instante
y en ese instante
el cielo se viste de magia
y los pétalos rojos del mundo
quedan flotando en el aire
en todas direcciones al alrededor.