LAS pestañas del horizonte
se mueven así como se modelan las ingles
de la muerte inconveniente
y los dientes de los gusanos.
Los galardones que me regaló el tiempo
se los cedo a los hombres necios;
pido y suplico que blindéis el día
de mi defunción:
“La vida después siempre
será una incuestionable buena noticia
para mis estimados enemigos”.