Inquieta la arrogancia de la noche
evoca una canción desesperada
lastimera de dudas ya cansada
al viento su mensaje le concede
Espera hora tras hora la llegada
de la brisa que toca tiernamente
dolidos los oídos de su amada,
incrédula se niega a responderle
Ingenua la esperanza arrolladora,
del que ama sin ser correspondido
emite con el viento nuevamente;
enigmas de su corazón herido
¿Porqué no ha de querer su amada
los besos que tiene para darle?
¿Qué tanto ha de hacer por demostrarle
que solo ella es dueña de sus tardes?
Agoniza, tras la espera incesante
mueren lento los sueños de un amante
Si, no, tal vez, llegaste tarde...
No hay respuesta que pueda consolarle
Taciturna la noche se ha quedado
devastada en un espacio sin estrellas
brota el llanto de nubes soñadoras
se ahoga el canto de un tonto enamorado.