A tu lado,
acompañados del embriagador olor
de los naranjos en flor,
sintiendo cerca
tu cuerpo de movimiento rítmico,
marcho con intencional parsimonia,
en la noche iluminada por la luna
que iracunda y con celos excesivos,
tras las nubes cómplices se oculta
en protesta excesiva
porque me ve contigo.
No suspires blanca luna misteriosa,
que constante y silenciosa
me acompañaste como incondicional aliada,
en mis extensas noches
de confusión, llanto, desespero y soledad,
cuando acudía a ti,
a referirte mis infortunios,
para que con tu compasivo consuelo
me guiaras con tu refulgente luz.
Transcurrió inexorable el tiempo,
la lluvia enjuagó
reiteradamente mis congojas,
intervino Cupido y produjo un sortilegio,
llegó el amor y como certero arcabuz
fulminó a la soledad,
llegó la alegría
con la alegría retornó la lozanía.
…y al presente,
en la noche sin recelo me introduzco,
y en tanto veo como se unen
las resplandecientes estrellas,
creando fantásticas figuras,
me pierdo en los goces del amor….
cubierto por tu claridad
inseparable luna,
no tengo temores.
POR: ANA MARIA DELGADO P.