Amigos es cierto que estamos
en el sublime riesgo de la existencia,
pero gracias a ella
nos hemos conocido.
No caminemos a pasos cortos
es tan breve la cercanía a la muerte
que la cordialidad y la sinceridad nos acercan,
recuerden que el pasado
es un hoy entre las canas,
seamos como el viejo –que aún-
Con su encorvado cuerpo
y su rostro manchado por los años
nos enseña a caminar
sostenido
por el báculo de la experiencia.
Dejemos siempre un recuerdo…
pero no como el ventarrón
que deshoja los árboles, hasta dejarlos tristes
y desolados,
porque no hay mejor recuerdo
que aquél que nunca se olvida;
no apacigüemos la brecha del amor
ni dejemos fenecer a la esperanza,
¡siempre estaremos juntos…!
En la última hoja escrita de algún libro
en la esquina donde se apague un farol
y oscurezca el camino.
Simplemente en la palabra de ayer que nos conmueve.
Somos un círculo apreciable a la existencia
porque puedo decirte: amigo
Sé que existes, que estás aquí, esa palabra que sin ti
no podría yo pronunciarla.
Amigo que arriesgas lo seguro por lo incierto
(un juego de azar invariable)
Que sabes conmover y que me escuchas
que olvidas el rencor
y te satisfaces con mis simples alegrías.
Por eso te digo “amigo”
Porque siempre…siempre…estaré contigo
es por ello que te pido
que sólo hoy
perdones mis errores -disculpa mis agravios-
Que yo, ya olvidé si alguna vez sufrí alguno…
Por eso te digo “amigo”
Sin importar tú nombre ni tu sexo
porque eres tú a quien le hablo
y en el que creo…