No hay instantes sin consuelo,
Ni penas sin glorias,
Caminar nos da certezas,
Enjugando nuestras lagrimas,
Seguramente sacaremos alegrías,
A quien le importa el tiempo,
Si vivir es suficiente,
Embarcados en un tren,
Que no se detendrá.
Te miro y me recreo,
Sumida en el amor,
Nacemos y crecemos,
Para dar a luz el sentimiento,
Preñados de ilusiones,
Sonámbulos e incrédulos,
Errantes vagabundos,
En un mundo inconcluso,
Donde el ocio nos abruma.
Al final solo encontramos,
Que la luz se halla encendida,
Y si en tinieblas hemos andado,
Ha sido por ceguera consentida,
Porque en el mapa de la vida,
Los caminos son trazados,
Y por eso convencida,
Hoy te digo,
Que en mis senderos te he buscado,
Porque quiero abrazarme a tu cadera,
Prenderme de tus besos,
Extasiarme en tu mirada,
Sucumbir a mis deseos,
Y beber de tus caricias,
Porque estoy enamorada.
Colombiana.